acuerdo a mis posibilidades y capacidades; me dí cuenta que fue mucho más lo
que recibí que lo que posiblemente pude aportar.
Tuve la oportunidad de compartir esta experiencia con los jóvenes. Observé esa facilidad que tienen ellos para adaptarse a las circunstancias, sin quejarse, a pesar de tantas carencias; dispuestos a llevar la Palabra de Dios a donde se les enviara.
Fue una vivencia impresionante compartir estos días con la población indígena, todos nos recibieron en forma muy hospitalaria, con sencillez y familiaridad. Nos enseñaron cómo saben vivir en una comunidad que no dispone de las comodidades que tenemos los que estamos del otro lado de la isla.
Pude oir las quejas de las madres como todas las madres del mundo, buscando la salud de sus pequeños. Creo que esta experiencia debe ser compartida con
los demás y cómo me gustaría que muchos seguidores de Cristo puedan por lo
menos una vez al año hacer algo similar.
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