lunes, 11 de marzo de 2013

«Nadie sabía allí quién es Jesucristo...»(testimonio de un joven)

«Llegué a un territorio inmenso y superpoblado, adonde todavía no había llegado la Iglesia. Nadie sabía quién era Jesucristo, y me encontré a mí mismo solo entre miles de personas. No sabía por dónde comenzar. No había nada. Así que empecé a caminar. Caminé por el fango de las calles durante días. Me dejé ver, y esperé a que la gente se preguntara quién era»: así comienza el testimonio de un sacerdote español destinado durante decenas de años en la República Dominicana. Su historia no es muy distinta a la de los miles de misioneros que, un día, dejaron casa, familia y comodidades para vivir en territorios olvidados. Son palabras profundas que encierran una gran soledad, siempre aliviada por el Espíritu. 
Este sacerdote, anónimo, discreto, fue uno de los 760 asistentes al Congreso nacional de Misiones que, bajo el título Es la hora de la misión, tuvo lugar en Burgos los pasados 18 a 21 de septiembre. Como él, religiosos, religiosas, laicos y contemplativos de los cinco continentes fueron testigos de un intercambio de experiencias y conocimientos sobre la misión ad gentes en el siglo XXI. Los asistentes pudimos escuchar a la Iglesia viva hablando de entrega total, de evangelización, de amor, y también tuvimos la oportunidad de compartir mesa y comida y de escuchar historias anónimas como la de este sacerdote que, si bien no había escrito una ponencia, llevaba impresas en su corazón vivencias eternas. Por eso, una de las frases más repetidas por los misioneros era: «Mi vida es un constante milagro»



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